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“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo.” -Benjamin Franklin
El término neuroplasticidad se deriva de la palabra griega “plastikos” que significa “formar o moldear”. (Mundkur, 2005) Lo que se entiende como la habilidad donde el cerebro está en una constante adaptación, en el cual las neuronas van aumentando sus conexiones unas con otras a consecuencia del aprendizaje, estimulación sensorial y cognitiva, pero sobre todo de las experiencias que se tienen a lo largo de la vida.
De acuerdo con el estudio (Hirsch, 2019), existen miles de millones de neuronas en el cerebro, que entre ellas se comunican y conectan. Su desarrollo va desde la gestación hasta la edad adulta.
A lo largo de nuestras vidas existen diferentes períodos críticos en donde se pueden concretar y desarrollar importantes conexiones neuronales. Uno de ellos y el más valioso son los primeros 5 años de vida, ya que durante este período el cerebro se encuentra en su desarrollo máximo. Las experiencias sensoriales, la estimulación y exposición al lenguaje durante este tiempo puede aportar un mayor beneficio para el desarrollo del niño. Promoviendo la capacidad para adquirir nuevos aprendizajes, mejorar capacidades cognitivas existentes, fortalecimiento de áreas de oportunidad y la aptitud cerebral.
El aprendizaje que nuestros niños van teniendo día a día se puede ver afectado también por ciertos factores como lo es el estado emocional y motivacional, el grado de atención, conocimientos y habilidades previas, como también sus receptores sensoriales. Es por esto que nosotros como adultos debemos proporcionarles herramientas para que ellos puedan ir aprendiendo a gestionar sus emociones, motivarles a ser curiosos (preguntarse el porqué de las cosas), a continuar aprendiendo y que el cometer un error es un motivo para mejorar y no para rendirse.
¿Cómo se puede estimular o mejorar la plasticidad cerebral de nuestros niños? Ofreciendo un entorno estimulador, un descanso adecuado y acorde a su edad, realizando ejercicio, introduciéndolos a la música, ya sea tocando un instrumento, baile o canto, explorando nuevos lugares, realizando actividades donde se involucre mucha creatividad y mucha lectura. (Cherry, 2021)
En conclusión, sabemos que los niños por naturaleza son seres muy curiosos, están observando y escuchando todo a su alrededor. Ahora bien, nosotros como adultos les podemos ofrecemos todas las herramientas y estímulos necesarios para su máximo desarrollo neuronal. Todo lo anterior a través de experiencias significativas como lo es el juego y la experimentación, donde ellos están involucrados y participando activamente. Al igual que generándoles ambientes de aprendizaje que impliquen un reto para los niños, logrando así, un pensamiento más crítico.
El aprendizaje dinámico puede traer consigo un sinfín de beneficios para ellos en esos primeros años de vida, donde se están creando estas conexiones hasta su edad adulta, donde continúan concretándose.
Por Marisol Montes Uraga
